Cerramos otro año en el blog y como de costumbre, lo haremos conmemorando cinco de los descubrimientos más impactantes realizados este año en lo que respecta al estudio de los dinosaurios, aunque antes de continuar quisiera enfatizar que el siguiente listado está basado más que nada en la opinión del autor, por lo que como lo he hecho en los años anteriores, les exhorto a considerar el elemento subjetivo de esta entrada sin pasar por alto que se realizaron otros descubrimientos igualmente interesantes en el 2018 que aportan información igualmente valiosa para nuestra comprensión de estos animales, aunque lamentablemente no puedo cubrirlos todos en esta entrada. Habiendo aclarado esto, comencemos.
1. Los paleontólogos empiezan a preguntarse qué define a un
dinosaurio exactamente
Diagrama por C. Chang
Nuestra primera noticia nos remonta al pasado mes de
febrero, cuando el Dr. Sterling Nesbitt hizo público un estudio donde destaca
que cada vez está resultando más difícil identificar si un fósil pertenece o no
a un dinosaurio, sobre todo cuando se trata de uno de edad triásica. Esto se
debe a que las características que alguna vez caracterizaban a los fósiles de
dinosaurio ahora han empezado a encontrarse en animales que aunque estaban
emparentados con los dinosaurios, no eran dinosaurios. Tal es el caso del Teleocrater
rhadinus, un arcosaurio descrito en abril de 2017, el cual presenta una depresión
craneal que hasta ahora sólo se había encontrado en dinosaurios. Se logró
identificar al Teleocrater como un dinosauromorfo no dinosauriano gracias a que
carece de un orificio en la cavidad de la cadera, que actualmente es el único
rasgo de lo que alguna vez fue una larga lista de características anatómicas
que sólo se veían en dinosaurios. Otras de esas características que
recientemente se han visto en otros dinosauromorfos aparte de los dinosaurios (señaladas en la imagen de arriba) son la cresta en el hueso superior del brazo donde se fijaban los músculos (encontrada
también en algunos silesáuridos), las proyecciones óseas en la parte trasera de
las vertebras cervicales (vistas también en silesáuridos), el cuarto punto de
adhesión muscular donde el fémur se une con la cadera (visto también en el
Marasuchus lilloensis, un dinosauriforme más primitivo que los silesáuridos) y
hasta el descubrimiento del Teleocrater, la depresión en la parte superior del cráneo,
la cual se teoriza que servía para fijar los músculos de la mandíbula,
otorgando al animal una mordedura más fuerte. Se piensa que la cavidad en las
caderas que ahora es la única característica que diferencia a los dinosaurios
de otros dinosauromorfos ayudaba a que éstos posicionaran sus patas perpendicularmente
bajo su cuerpo en lugar de proyectadas hacia los lados, como la mayoría de los
reptiles. En conjunto con las recientes teorías que han puesto en duda la
clasificación tradicional de los dinosaurios, la disminución de estas
distinciones ha complicado la identificación de fósiles de edad triásica y su
asignación en el árbol filogenético de los dinosauromorfos y a su vez, pone en
duda la teoría de que las características previamente mencionadas fueron claves
en el éxito de los dinosaurios sobre otros dinosauromorfos a finales del
Triásico e inclina la balanza hacia la posibilidad de que éstos simplemente
hayan aprovechado la repentina disponibilidad de nichos ecológicos dejados por
sus entonces decadentes parientes, lo que nos conecta a la siguiente noticia.
2. "La vida se abre camino"
Arte de Victor Leshyk
El pasado mes de abril, un equipo internacional de
paleontólogos encabezado por el Dr. Massimo Bernardi publicó un estudio donde
exponen pistas que conectan la proliferación de los dinosaurios en el Triásico
con un evento cataclísmico conocido como el Episodio Pluvial Carniano, el cual
hasta hace poco no había sido muy comprendido.
Se trata de un período de cambios atmosféricos repentinos en el que las
condiciones climáticas pasaban de secas a húmedas y luego a secas de nuevo de
forma recurrente por intervalos de cerca de 1.5 millones de años, probablemente
debido a una serie de erupciones volcánicas masivas en lo que hoy es el oeste
de Canadá que precipitaron el calentamiento global, provocando esparcimiento de
contaminantes, lluvia ácida y cambios en el clima a nivel global. Según los
autores del estudio, los dinosaurios empezaron a proliferar justo al final de
este período inestable, hace aproximadamente, 232 millones de años y el
hallazgo de huellas en las Dolomitas, al norte de Italia sustenta esta teoría,
pues al igual que como ocurre con el límite KT, los fósiles de dinosaurios y
particularmente, una serie de posibles huellas de dinosaurios encontradas en el
área, son escasos en sedimentos anteriores a este evento y empiezan a ser más
comunes en sedimentos posteriores al mismo. Unos meses más tarde, los autores
de este estudio publicaron otro analizando los resultados mediante
procedimientos estadísticos, específicamente a través de lo que se conoce como
un análisis de punto de interrupción, el cual consistió en comparar el conteo
de especies de varias muestras para trazar el punto de interrupción, o lo que
en este caso es el momento en que un tipo de ecosistema terminó y otro comenzó.
Los resultados fueron bastante consistentes con las conclusiones del estudio
inicial, indicando que la etapa en que los dinosaurios empezaron a prosperar
fue precisamente al final del Episodio Pluvial Carniano, hace aproximadamente,
232 millones de años. Estos estudios son importantes porque arrojan luz sobre
cómo los dinosaurios fueron convirtiéndose en el grupo dominante de animales
terrestres, lo cual es formidable para la paleontología especialmente dadas las
dificultades descritas en el primer estudio que cubrimos en esta entrada.
3. Los dinosaurios sueltan la lengua de nuevo... O más bien,
no.
Arte de Scott Betts
Como es sabido, es sumamente difícil que el tejido blando
de un animal extinto hace millones de años se conserve durante la fosilización,
pero es posible hacer deducciones sobre las características de ciertos órganos
a partir del material óseo y de la anatomía comparativa con animales modernos. El
pasado mes de junio, por ejemplo, se publicó un estudio encabezado por Zhiheng
Li donde se analizan los huesos hioides de algunos dinosaurios y pterosaurios y
se comparan con los de los arcosaurios modernos (aves y cocodrilos). El estudio
reveló similitudes entre los huesos hioides de los dinosaurios saurisquios no
avianos y los de los cocodrilos, siendo éstos simples y relativamente pequeños,
lo que sugiere que las lenguas de estos dinosaurios, al igual que las de los
caimanes y cocodrilos de hoy, probablemente estaban firmemente adheridas la
base de sus bocas y tenían una movilidad muy limitada, a diferencia de las de
las aves, que pueden llegar a ser muy flexibles y movibles. Irónicamente, los
dinosaurios ornitisquios parecen tener huesos hioides más complejos (y por lo
tanto, lenguas más movibles), comparables a los de los dinosaurios avianos pese
a que éstos últimos descienden de uno de los grupos con hioides simples y
lenguas prácticamente inmóviles. Asimismo, los pterosaurios, que evolucionaron
de forma separada a los dinosaurios, también parecen tener huesos hioides
relativamente complejos y por lo tanto, lenguas con cierto grado de movilidad,
lo que refuerza la teoría de que esta adaptación es producto de evolución
convergente (es una característica que probablemente evolucionó varias veces en
linajes diferentes). Es probable que esta adaptación fuese resultado de las
estrategias alimentarias de estos animales, lo que nos lleva a la siguiente
noticia.
4. Los ornitisquios no eran cachetones después de todo
Modelo de Urvogel Games para el videojuego Saurian
Durante mucho tiempo, los artistas han reconstruido a los
dinosaurios ornitisquios con cachetes o mejillas que cubren la mayor parte de
su boca. Sin embargo, la presencia o ausencia de este tipo de estructura bucal es
un concepto que no se había analizado muy minuciosamente hasta tiempos
recientes. La verdad es que lo que conocemos como "cachetes" están
conformados por músculos conocidos como bucinadores sólo encontrados en los
mamíferos y hoy se sabe que evolucionaron en parte para facilitar la lactancia,
cosa de la que estaban exentos los dinosaurios. Un estudio publicado el pasado
mes de octubre por el Dr. Ali Nabavizadeh reveló que la musculatura mandibular
de los ornitisquios naturalmente no estaba estructurada como la de los
mamíferos y que en lugar de bucinadores, éstos probablemente tenían músculos aductores
que se extendían desde la mandíbula inferior hasta la región postorbital,
siendo un arreglo idóneo para facilitar el movimiento hacia arriba y hacia
atrás durante la masticación. En adición, según el estudio, aquellos grupos con
varias filas de dientes y un sistema de masticación relativamente avanzado,
como los ceratopsianos, los hadrosaurios y los ankylosaurios probablemente contaban
con un segundo músculo conocido como "pseudomasetero" que en conjunto
con los músculos aductores, conformaría una capa de tejido oral que cubriría el
margen labial de las mandíbulas, creando un mayor sistema de soporte mandibular
y haciendo así más eficiente la masticación. No obstante, en los grupos menos
derivados y con una dentición más simple, se ve una estructura que sugiere que
los músculos aductores anclaban más atrás en la mandíbula, lo que a su vez habría
dificultado el desarrollo del pseudomasetero, por lo que es posible que éstos
carecieran de algún tipo de tejido que cubriera el margen labial de la boca y
que por tanto, contaran con un espacio que propiciaría una apertura total de la
boca. Teniendo en cuenta los resultados del estudio cubierto en la noticia
anterior, es posible que estos ornitisquios menos derivados usasen su lengua para
facilitar la ingesta de alimento de una forma similar a como lo hacen
actualmente algunos lagartos y tortugas.
5. Plumas: ¿Un rasgo más basal de lo pensado?
Arte de Larry Felder
Apenas unos días antes de que terminara el año, se publicó uno de los descubrimientos
más importantes en la historia de nuestro entendimiento sobre la rama evolutiva
no sólo de los dinosaurios, sino también de sus parientes. Particularmente, los
pterosaurios. Como es sabido, los fósiles nos dicen que éstos últimos estaban
cubiertos por una capa de filamentos llamados picnofibras que parecían ser
similares al pelo. Sin embargo, el reciente descubrimiento amplía la historia
gracias al hallazgo de cuatro tipos de filamentos en dos especímenes de
pterosaurios anurognátidos encontrados en la Formación Daohugou en Mongolia, los
cuales fueron descritos por un equipo internacional de paleontólogos encabezado
por Zixiao Yang el pasado 17 de diciembre. Al ser estudiados con detenimiento,
estos filamentos resultaron ser estructuralmente consistentes con las
protoplumas de algunos dinosaurios, lo que llevó a los investigadores a
concluir que las picnofibras de los pterosaurios y las protoplumas de los
dinosaurios son estructuras homólogas. En otras palabras, las picnofibras de
los pterosaurios son un tipo de plumaje primitivo, similar al que se ve en varios
grupos de dinosaurios, lo que de acuerdo a la premisa del horquillado
filogenético, se traduce en que estas estructuras probablemente estaban
presentes en los ornitodiros (el grupo del que se derivan los dinosaurios y los
pterosaurios) más primitivos, adelantando el origen de las plumas unos 70
millones de años, aproximadamente, antes de que el linaje se dividiera en
Pterosauria y Dinosauria hace cerca de 250 millones de años y sugiriendo por tanto que este era un rasgo ancestral de ambos grupos, lo que a su vez implicaría que los primeros dinosaurios y pterosaurios estaban emplumados hasta cierto grado. Este hallazgo marca así un gran
paso en el camino de nuestro entendimiento sobre el origen y la evolución de
estos grupos, sus características integumentarias y las funciones de éstas. De
modo que bien se puede decir que en lo que respecta a descubrimientos
paleontológicos, este año se cerró con broche de oro.
Fuentes:
https://www.sciencenews.org/article/new-fossils-are-redefining-what-makes-dinosaur
http://www.bristol.ac.uk/news/2018/april/dinosaurs-ended-and-originated-with-a-bang-.html
https://www.sciencedaily.com/releases/2018/06/180613102013.htm
https://blogs.scientificamerican.com/laelaps/what-did-dinosaur-tongues-look-like/
https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1002/ar.23988
http://palaeos-blog.blogspot.com/2018/10/sin-cachetes-por-favor.html
https://www.sciencedaily.com/releases/2018/12/181217125908.htm