Una vez más, es octubre, mes en que mucha gente celebra
todo lo que tiene que ver con lo atroz y terrorífico y como vimos el año pasado, la cultura dinofriki no está exenta de este tipo de tendencias. Sin
embargo, cabe mencionar que el terror tiende a tomar diferentes formas. Bien
puede manifestarse a través de seres salvajes y despiadados, equipados con
filosos dientes y garras y que rugen ferozmente mientras se preparan para
devorar a su próxima víctima de la manera más brutal imaginable, pero la
historia nos ha enseñado que también suele manifestarse de una manera menos grotesca.
De hecho, hay quien dice que los verdaderos monstruos tienen rostro humano y
así lo ejemplifica el movimiento nazi, un régimen extremista y elitista
impulsado por Adolf Hitler en Alemania tras la Primera Guerra Mundial, conocido
por su militarismo genocida y por cobrar la vida de alrededor de 6 millones de
personas. Muchos creen que el nazismo murió con Adolf Hitler en 1945, pero la realidad
es que aún persiste, usualmente camuflado o disfrazado en movimientos no tan turbulentos
como entonces, aunque cimentados en las mismas raíces extremistas que lo originaron,
las cuales siguen propagándose y han logrado extenderse incluso hasta la
cultura dinofriki, con una de sus facciones en particular declarando la
supremacía sobre casi todas las demás, facción curiosamente conocida como...
los feathernazis.
Ahora bien, como hice con la entrada dedicada a
la cultura awesomebro, quiero dejar claro que la intención aquí no es atacar ni
condenar el movimiento feathernazi (de hecho, más adelante en la entrada, se
resaltan algunos aspectos positivos del mismo), de modo que si me permiten
hacer un resumen de mi párrafo aclaratorio en dicha entrada, el punto es crear
conciencia de que hay diferentes percepciones y opiniones sobre los dinosaurios
y la vida prehistórica en general y cada cual tiene las suyas, cosa que se
respeta, pero hay que cuidarse de no llevar esas percepciones a los extremos,
que son el verdadero problema aquí, pues éstos sólo tienden a impedirnos ver
más allá de lo que procesa nuestra cabeza, aparte de acarrear consigo toxicidad
al privarnos de dar a quien piense diferente el respeto que merece. Procuremos por
tanto tener una mente abierta si en verdad deseamos disfrutar al máximo la
belleza de nuestro tan diverso mundo.
Habiendo aclarado eso, ¿qué es un feathernazi?
Arriba a
la izquierda: Arte de Gabriel Ugueto; Arriba a la derecha: Imagen
modificada de canalhistoria.es
Abajo a la
izquierda: Arte de Sebastian Smith; Abajo a la derecha: Imagen modificada de viptypology.wordpress.com
Un error
común es asumir que los feathernazis en general imaginan a todos los
dinosaurios con un integumento homogéneamente aviano, lo cual no es del todo
cierto. Considerar la posibilidad de que todos los dinosaurios tuviesen plumas
no necesariamente implica considerar que todas las especies tuviesen una capa
de plumaje compleja. Por ejemplo, a la hora de promover la precisión y el rigor
científico, ilustrar un Triceratops con filamentos en el lomo y en la cola es
aceptable, aparte de que tiene su base lógica, pero ilustrar uno envuelto en un
abrigo de plumas ya es algo exagerado, incluso para los feathernazis más
estrictos.
Arriba (a
la derecha): Arte de Guido Kuip; Abajo (a la derecha): Arte de Nobu Tamura
Izquierda
(arriba y abajo): Imagen de imgflip.com (originaria del video musical
"Hotline Bling", del cantante Drake)
Actualmente
es difícil determinar con precisión cómo era el integumento del Tyrannosaurus
rex en vida, siendo posible que haya tenido algún tipo de plumaje, como también
lo es que haya carecido de él, mas para los feathernazis extremistas, esta
última posibilidad parece ser inconcebible (así como para los awesomebros
extremistas tiende a ocurrir lo opuesto).
De arriba
a abajo: Modelo de Tyrannosaurus rex del videojuego Saurian (versión de 2015);
Imagen de Adolf Hitler extraída de meme-arsenal.com; Modelo de Tyrannosaurus
rex del videojuego Saurian (versión de 2018); Imagen extraída de publimetro.com
(originaria del filme "Der Untergang")
Si bien es comprensible
el deseo de ver dinosaurios representados de una forma realista y no tan
tergiversada, utilizar la aplicación o la falta de rigor científico para contrastar
la calidad de una franquicia sobre tortugas humanoides que practican artes
marciales con relación a una sobre un adolescente que adquiere superpoderes tras
ser picado por una araña bioquímicamente alterada tiene tanto sentido como cuestionar
representaciones de unicornios con alas en la franquicia de "My Little
Pony" porque los équidos no tienen tal característica.
Imagen extraída de memecenter.com
Desde luego, también se da el caso de que una parte del público suele no ir más allá de lo que ve en los medios o incluso de mostrarse reacia a la idea de que algunos dinosaurios en realidad tuvieron plumas, como también hay casos en los que artistas omiten el plumaje en especies de las que sí se sabe que lo tenían (sea por evidencia directa o indirecta) al momento de realizar una obra de paleoarte, presentando así una versión tergiversada de estos animales, ya sea por desconocimiento o por capricho. En estos casos, es conveniente hacer las correcciones necesarias y se puede decir que en este aspecto, los feathernazis parecen tener un punto válido para su causa. Sin embargo, hay una diferencia muy notable entre educar e imponer. La primera consiste en hacer al receptor pensar y la segunda supone más bien pensar por él. Y es por esta tendencia a dictaminar sus idealizaciones por la que los feathernazis son más conocidos en la cultura dinofriki, opacando el esfuerzo sincero de algunos por educar sobre el tema y dificultando el que puedan ser tomados en serio. Esto es apreciable especialmente cuando se aborda no sólo el aspecto científico de las representaciones paleoartísticas, sino también su elemento estético, vislumbrándose a través de argumentos como que las plumas no hacen que los dinosaurios (particularmente, los terópodos) dejen de parecer intimidantes. El problema con este razonamiento y con este tipo de argumentos es su naturaleza tan subjetiva como la estética misma, pues en este caso, lo que es intimidante para algunos no tiene por qué serlo para todos, sin mencionar que esto no contribuye mucho a la educación del receptor. Lo que sí es objetivo es que los dinosaurios, emplumados o no, no tienen por qué ser intimidantes de acuerdo a nuestros estándares y que nuestra percepción sobre ellos y el que nos den miedo o no, es algo irrelevante para nuestra comprensión de estos animales (el estudio de la naturaleza y de la evolución no tiene en cuenta los criterios humanos sobre elementos de carácter estético y le faltan razones para hacerlo), aparte de que la apariencia de un animal (particularmente, un depredador) no lo hace ni más ni menos peligroso. No obstante, una situación inversa suele darse en el mundo del entretenimiento, donde la estética y la creatividad deberían adquirir relevancia sobre el contenido estrictamente didáctico, mas esto no quita el que haya un elemento de subjetividad a considerar, aparte de que para los feathernazis, la inclusión de dinosaurios emplumados parece ser una pieza infaltable en cualquier medio divulgativo a fin de educar a la audiencia sobre la biología y evolución de estos animales, soliendo despreciar a aquellas producciones y trabajos de arte que no conduzcan en esa dirección, aunque el medio en cuestión no tenga el propósito de comunicar información científica. Por supuesto, no es que esté mal señalar o criticar representaciones erróneas en un trabajo de ficción o de arte en general (siempre y cuando se haga de manera constructiva). No obstante, hay una gran diferencia entre identificar y corregir inexactitudes en dichas representaciones y difamar todo el trabajo y a los envueltos en él por su falta de precisión.
Sin embargo, cabe señalar que lo que hacen los feathernazis no siempre está mal o al menos, no en su totalidad. Después de todo, es cierto que la idea de dinosaurios con plumas encuentra obstáculos a la hora de ser divulgada y asimilada tanto en la cultura dinofriki como en la cultura popular y a veces, los medios de entretenimiento actúan como una mejor herramienta de comunicación que uno puramente didáctico, validando el auspicio de este concepto en el mundo mediático, aparte de que hay casos en los que los feathernazis han contribuido a una mayor acogida de esta noción por parte de un público más diverso (poniendo así su granito de arena en la divulgación y educación paleontológica). Se puede decir por consiguiente que el problema no está tanto en lo que hacen, sino más bien en cómo lo hacen. Si sus objetivos son pura y genuinamente didácticos, es importante tener en cuenta que un acercamiento abierto es más productivo que uno forzado, por lo que no hace falta recurrir a medidas agresivas ni entrar en prejuicios. Si sucede que el receptor simplemente no está actualizado, basta con informarlo mostrándole los datos y teorías científicas más recientes, siendo igualmente importante motivarlo a mantenerse al día. Por otra parte, si el receptor simplemente ignora la evidencia consciente y deliberadamente, bien se podría intentar exhortarlo a considerar diferentes posibilidades (pero no imponiéndoselas). De no mostrarse abierto a ello, lo más probable es que no esté muy interesado en el aspecto científico de los dinosaurios, lo cual ya está fuera del control de terceros, por lo que lo mejor entonces sería respetar su derecho a pensar diferente, pues a fin de cuentas, nadie puede obligar a nadie a interesarse por algo ni mucho menos, a opinar igual. Además, es importante tener en cuenta que el receptor podría ser sólo un niño y por lo tanto, su nivel de madurez no será el mismo que el de una persona adulta, lo que hace aún más imperativo un trato sano y alentador, así como un buen empleo de la paciencia y la tolerancia. Teniendo esto en cuenta, cuando el receptor se trate de un artista, este acercamiento contribuirá a que su trabajo sea más preciso en el futuro si es que verdaderamente está interesado en captar la vida prehistórica de acuerdo a lo que sabemos de ella o por otro lado, ayudará a determinar si el mismo está más dirigido por la vía del "creature design" que por la del paleoarte.
Habiendo dicho esto, ¿ser feathernazi es malo? Al igual que en el caso de los awesomebro, la respuesta es no. El problema no está en ser un feathernazi. Como se mencionó más arriba, no hay nada de malo con considerar la posibilidad de que muchos dinosaurios, si no es que todos, tuviesen algún tipo de plumaje en mayor o menor grado ni con favorecer representaciones acordes a esa idea en el arte y en los medios de comunicación y entretenimiento. El problema viene cuando llevamos esto al extremo y tratamos nuestras idealizaciones de manera radical.
Si usted opina que todos los terópodos o incluso, todos los dinosaurios pudieron haber tenido algún tipo de filamento al menos, en partes de su cuerpo, eso está muy bien. Nadie tiene por qué denigrarlo por ello. No obstante, recuerde que es simplemente una posibilidad y como tal, podría ser cierta como podría no serlo y según usted no tiene por qué ser difamado por opinar de esta manera, tampoco tienen por qué serlo aquellos que opinen diferente a usted. En palabras del paleontólogo, Roberto Díaz Sibaja, "Las personas tienen derecho a criticar las ideas, pero no a rebajar, difamar y humillar públicamente a los que tratan de defender esas ideas, sin importar las circunstancias."
Si nuestro propósito es fomentar la educación en paleontología, debemos dejar a un lado nuestras idealizaciones y convicciones personales y recordar que la paleontología, como ciencia, es progresiva, por lo que los conocimientos adquiridos a través de ella están en constante revisión, cambio y actualización, así que no adopte sus planteamientos como verdades irrefutables. Desde luego, podemos evaluar diferentes ideas y teorías científicas y decantarnos por las que nos hagan más sentido, pero adoptando siempre una mentalidad crítica, pues apegarse a las mismas descartando irreflexivamente otras posibilidades, más que una actitud científica, es una actitud dogmática y por ende, anticientífica. A esto cabe agregar que inculcar nuestras ideas y modos de pensar de manera doctrinaria es un proceder no muy distinto a aquel en el que se fundamentó el verdadero movimiento nazi que hoy se suele recordar como un régimen injusto e inhumano. Dicho esto, parafraseo nuevamente al paleontólogo, Roberto Díaz Sibaja cuando señala que una persona que dice amar la ciencia, pero paradójicamente transforma sus ideas en dogmas y trata de imponerlas a otros de forma arbitraria, en realidad no ama la ciencia, sino que es un sectario del fanatismo.
En resumen, cuidémonos de arraigarnos demasiado a determinadas ideas y conceptos y de ser extremistas con nuestras opiniones e idealizaciones y procuremos tener siempre una mente abierta que nos libre de la obstinación, la intransigencia y la intolerancia, de tal modo que podamos ser más flexibles y receptivos ante la versatilidad del conocimiento científico y ante las opiniones e idealizaciones de otros, a fin de que podamos disfrutar y sacar lo mejor tanto de nuestra vida como del mundo tan diverso y cambiante en el que vivimos.
Referencias:
http://antediluviansalad.blogspot.com/2017/01/ye-shall-enter-skingdom-of-heaven-by.html
http://dinogoss.blogspot.com/2014/07/people-think-feathered-dinosaurs-dont.html
http://palaeos-blog.blogspot.com/2016/07/respeto-las-ideas-y-creencias.html
Sin embargo, cabe señalar que lo que hacen los feathernazis no siempre está mal o al menos, no en su totalidad. Después de todo, es cierto que la idea de dinosaurios con plumas encuentra obstáculos a la hora de ser divulgada y asimilada tanto en la cultura dinofriki como en la cultura popular y a veces, los medios de entretenimiento actúan como una mejor herramienta de comunicación que uno puramente didáctico, validando el auspicio de este concepto en el mundo mediático, aparte de que hay casos en los que los feathernazis han contribuido a una mayor acogida de esta noción por parte de un público más diverso (poniendo así su granito de arena en la divulgación y educación paleontológica). Se puede decir por consiguiente que el problema no está tanto en lo que hacen, sino más bien en cómo lo hacen. Si sus objetivos son pura y genuinamente didácticos, es importante tener en cuenta que un acercamiento abierto es más productivo que uno forzado, por lo que no hace falta recurrir a medidas agresivas ni entrar en prejuicios. Si sucede que el receptor simplemente no está actualizado, basta con informarlo mostrándole los datos y teorías científicas más recientes, siendo igualmente importante motivarlo a mantenerse al día. Por otra parte, si el receptor simplemente ignora la evidencia consciente y deliberadamente, bien se podría intentar exhortarlo a considerar diferentes posibilidades (pero no imponiéndoselas). De no mostrarse abierto a ello, lo más probable es que no esté muy interesado en el aspecto científico de los dinosaurios, lo cual ya está fuera del control de terceros, por lo que lo mejor entonces sería respetar su derecho a pensar diferente, pues a fin de cuentas, nadie puede obligar a nadie a interesarse por algo ni mucho menos, a opinar igual. Además, es importante tener en cuenta que el receptor podría ser sólo un niño y por lo tanto, su nivel de madurez no será el mismo que el de una persona adulta, lo que hace aún más imperativo un trato sano y alentador, así como un buen empleo de la paciencia y la tolerancia. Teniendo esto en cuenta, cuando el receptor se trate de un artista, este acercamiento contribuirá a que su trabajo sea más preciso en el futuro si es que verdaderamente está interesado en captar la vida prehistórica de acuerdo a lo que sabemos de ella o por otro lado, ayudará a determinar si el mismo está más dirigido por la vía del "creature design" que por la del paleoarte.
Habiendo dicho esto, ¿ser feathernazi es malo? Al igual que en el caso de los awesomebro, la respuesta es no. El problema no está en ser un feathernazi. Como se mencionó más arriba, no hay nada de malo con considerar la posibilidad de que muchos dinosaurios, si no es que todos, tuviesen algún tipo de plumaje en mayor o menor grado ni con favorecer representaciones acordes a esa idea en el arte y en los medios de comunicación y entretenimiento. El problema viene cuando llevamos esto al extremo y tratamos nuestras idealizaciones de manera radical.
Si usted opina que todos los terópodos o incluso, todos los dinosaurios pudieron haber tenido algún tipo de filamento al menos, en partes de su cuerpo, eso está muy bien. Nadie tiene por qué denigrarlo por ello. No obstante, recuerde que es simplemente una posibilidad y como tal, podría ser cierta como podría no serlo y según usted no tiene por qué ser difamado por opinar de esta manera, tampoco tienen por qué serlo aquellos que opinen diferente a usted. En palabras del paleontólogo, Roberto Díaz Sibaja, "Las personas tienen derecho a criticar las ideas, pero no a rebajar, difamar y humillar públicamente a los que tratan de defender esas ideas, sin importar las circunstancias."
Si nuestro propósito es fomentar la educación en paleontología, debemos dejar a un lado nuestras idealizaciones y convicciones personales y recordar que la paleontología, como ciencia, es progresiva, por lo que los conocimientos adquiridos a través de ella están en constante revisión, cambio y actualización, así que no adopte sus planteamientos como verdades irrefutables. Desde luego, podemos evaluar diferentes ideas y teorías científicas y decantarnos por las que nos hagan más sentido, pero adoptando siempre una mentalidad crítica, pues apegarse a las mismas descartando irreflexivamente otras posibilidades, más que una actitud científica, es una actitud dogmática y por ende, anticientífica. A esto cabe agregar que inculcar nuestras ideas y modos de pensar de manera doctrinaria es un proceder no muy distinto a aquel en el que se fundamentó el verdadero movimiento nazi que hoy se suele recordar como un régimen injusto e inhumano. Dicho esto, parafraseo nuevamente al paleontólogo, Roberto Díaz Sibaja cuando señala que una persona que dice amar la ciencia, pero paradójicamente transforma sus ideas en dogmas y trata de imponerlas a otros de forma arbitraria, en realidad no ama la ciencia, sino que es un sectario del fanatismo.
En resumen, cuidémonos de arraigarnos demasiado a determinadas ideas y conceptos y de ser extremistas con nuestras opiniones e idealizaciones y procuremos tener siempre una mente abierta que nos libre de la obstinación, la intransigencia y la intolerancia, de tal modo que podamos ser más flexibles y receptivos ante la versatilidad del conocimiento científico y ante las opiniones e idealizaciones de otros, a fin de que podamos disfrutar y sacar lo mejor tanto de nuestra vida como del mundo tan diverso y cambiante en el que vivimos.
Referencias:
http://antediluviansalad.blogspot.com/2017/01/ye-shall-enter-skingdom-of-heaven-by.html
http://dinogoss.blogspot.com/2014/07/people-think-feathered-dinosaurs-dont.html
http://palaeos-blog.blogspot.com/2016/07/respeto-las-ideas-y-creencias.html
Vaya Mega, vengo después de casi dos años y has subido una burrada de blogs, siento haberme perdido todos estos blogs en su día, pero ahora me los leo y comento porque más vale tarde que nunca jajaja
ResponderEliminarDe hecho estoy escribiendo esto sin leerme este blog porque mi sorpresa ha sido tan grande que me han dado ganas de escribirte este mesnaje. Por cierto, por si algún día quieres hablar conmigo te dejo por aquí mi nombre y número de Discord: Kbika2#4885
Me voy a leer todos tus blogs desde el principio para recordar, nos vemos en los comentarios!!
Gustoso de verte por aquí de nuevo, Kbika2. Ya se te echaba de menos en la sección de comentarios. Y bueno, si te soy sincero, este no ha sido el mejor año para el blog en términos de la cantidad de tiempo que le he podido dedicar (y por consiguiente, en lo que respecta a la cantidad de entradas publicadas), pero lo que importa es que seguimos en pie. De todas formas, esperemos que el próximo año (y posteriores) nos vaya mejor.
EliminarUn saludo.