10 de junio de 2017

¿Regresa el Tiranosaurio Escamoso del Siglo XX?

Durante los últimos días en los círculos paleontológicos, se ha hablado bastante de la posibilidad de que el famoso Tiranosaurio rex tuviese un cuerpo completamente cubierto de escamas. Para algunos, esto no será sorprendente, ya que esta es una imagen que se ha difundido bastante en los medios. No obstante, en tiempos recientes, la noción más comúnmente aceptada por la comunidad científica ha sido que los tiranosáuridos (la familia a la que pertenece el Tiranosaurio) probablemente presentasen algún tipo de integumento filamentoso (plumas o protoplumas).

Ilustración hipotética de un Tiranosaurio sin integumento filamentoso por RJ Palmer

El pasado 7 de junio, sin embargo, fue publicado un estudio encabezado por el Dr. Phil R. Bell en el que se describen impresiones de piel de Tyrannosaurus rex. Estas impresiones de piel fosilizadas fueron descubiertas en el espécimen BHI 6230 hace más de una década, pero no habían sido descritas en un artículo científico hasta ahora y todo lo que se conocía de ellas antes de la publicación de esta investigación eran fotografías que circulaban en internet.

Basados en la recuperación y análisis de impresiones de piel asociadas a diferentes partes del cuerpo, específicamente de la cola y del cuello (aunque no se especifica de qué parte del cuello provienen), los autores concluyen que los tiranosauroides (el grupo Tyrannosauroidea) probablemente fueron perdiendo el integumento filamentoso durante su evolución y atribuyen este fenómeno principalmente al gigantismo y a las implicaciones de un cuerpo macizo en la termorregulación (a mayor masa corporal, mayor retención calorífica).

Diagrama fotográfico de las impresiones de piel de T. rex en el estudio de Bell et al

Sin embargo, a diferencia de otros medios donde sólo se publica "lo que vende" (es decir, lo que genera visitas), en este blog se busca más fomentar el pensamiento crítico. Por esa razón, el título de esta entrada está redactado en forma de pregunta. Dicho esto, tengamos en cuenta algunas consideraciones antes de dar una respuesta concluyente a la pregunta titular:

  • Las impresiones fosilizadas se concentran en zonas aisladas que no cubren un área mayor de 5 centímetros cuadrados en el cuerpo de un coelurosaurio de 12 metros de largo. A eso se suma el hecho de que el registro fósil ha demostrado en más de una ocasión que las escamas y las estructuras filamentosas pueden existir en contigüidad. De hecho, los autores de este nuevo estudio no descartan la posibilidad de que el T. rex tuviese plumas o protoplumas al menos, en el área dorsal.
  • Las estructuras apreciables en las impresiones descritas tienen un diámetro no superior a un milímetro, siendo indistinguibles a simple vista y asemejándose más a los tubérculos pequeños y poligonales vistos en la piel de las aves (usualmente, ocultos bajo una capa de plumaje) que a las escamas compactas e irregulares apreciables en la piel de los reptiles, algo que muchos expertos habían notado incluso antes de la publicación del nuevo estudio de Bell y sus colegas y que además coincide con los patrones vistos en fósiles de otros tiranosáuridos.
  • En 2014 se publicó un estudio que sugiere que los dinosaurios no eran endotérmicos (de sangre caliente), sino mesotérmicos (de sangre "tibia"), por lo que su metabolismo no necesariamente funcionaría igual al de las aves y mamíferos de hoy, lo que implica un nivel de incertidumbre a considerar en cuanto a las implicaciones de esto en la termorregulación. Además, es sabido que las plumas tienen propiedades diferentes a las del pelaje en lo que respecta a la retención calorífica, pudiendo incluso liberar calor y contribuir al refrescamiento del animal.
  • El plumaje sólo puede preservarse en los fósiles bajo determinadas condiciones químicas y ambientales. Teniendo esto en cuenta, el paleontólogo Stephen Brusatte indica que el hecho de que no se aprecien signos obvios de filamentos en las impresiones descritas en el nuevo estudio no significa que éstos no estuviesen presentes cuando el animal vivía. A eso se suma el hecho de que algunas de las impresiones (específicamente, las vistas en las caderas) están adheridas al hueso. El paleontólogo Andrea Cau alega que dado que en vida, la capa de piel externa debió estar separada del hueso por otras capas de tejido (músculos, grasa, tendones, etc.), esto indica un alto grado de deshidratación que sugiere que el animal murió en circunstancias áridas, lo cual dificultaría la conservación en estado prístino del integumento y la preservación de potenciales estructuras filamentosas, las cuales habrían sido más propensas al deterioro durante el proceso de descomposición. Asimismo, según Andrea Cau, cabe la posibilidad de que las estructuras vistas en las impresiones no sean realmente escamas, sino protuberancias formadas tras la muerte del animal, durante la descomposición y fosilización debido a fenómenos como la deshidratación. En resumen, es posible que el animal en vida haya tenido plumas, mas éstas no se preservaron durante los procesos tafonómicos (todo lo que ocurrió con el cuerpo del animal luego de su muerte).

Quisiera cerrar la entrada aclarando que el propósito de ésta no es difundir la idea de que el T. rex definitiva e incuestionablemente tuvo plumas o protoplumas, sino puntualizar que dicha posibilidad no queda contundentemente descartada con la información que arroja esta nueva investigación.

Fuente del estudio: http://rsbl.royalsocietypublishing.org/content/13/6/20170092

Otras referencias consultadas:
http://theropoda.blogspot.com/2017/06/pregiudizi-di-pelle-nellevoluzione-dei.html
http://theropoda.blogspot.com/2017/06/quelle-squame-sono-squame.html
http://news.nationalgeographic.com/2017/06/tyrannosaurus-rex-skin-fossils-feathers-scales-science/