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31 de diciembre de 2022

Las 5 Dinoticias más Relevantes del 2022

El 2022 está llegando a su fin y de más está decir que ha sido el año menos activo del blog hasta ahora. Desafortunadamente, no puedo prometer que eso cambiará en el 2023, pues actualmente estoy atendiendo otras prioridades. Así que quizá, no pueda actualizar el blog tan seguidamente como antes. Sin embargo, procuraré publicar alguna que otra entrada de manera ocasional. Mientras tanto, como es mi costumbre, cerremos este año con un resumen de las noticias que más me cautivaron este año en lo que respecta a la investigación de la vida mesozoica, no sin antes mencionar como siempre que no por eso se le resta mérito a otros importantes descubrimientos realizados durante el 2022 que simplemente, no puedo cubrir aquí por cuestiones de tiempo. Con eso dicho, comencemos.

1. Tesoros macabros del sitio Tanis

El sitio Tanis es un yacimiento fosilífero al sur del estado de North Dakota, EE.UU, perteneciente a la formación Hell Creek, el cual se caracteriza por presentar signos de una gran inundación ocurrida durante la etapa maastrichtiense del Cretácico tardío. Desde su descubrimiento en 2008, este lugar nos ha provisto de fósiles de animales marinos y dulceacuícolas, así como de dinosaurios y pterosaurios, cuyos restos fueron depositados en relativa cercanía unos de otros, probablemente por las grandes oleadas ocurridas durante el evento de inundación. Varios de estos fósiles están muy bien preservados y algunos incluso conservan restos de piel. A esta colección se suma una pata “momificada” de tescelosáurido recuperada el pasado mes de abril, siendo el primer fósil de este tipo de dinosaurio en el que se encuentran restos de piel. La pata muestra indicios de haber sido desgarrada, pero no hay señales patológicas que sugieran que fue arrancada por un depredador o carroñero, tales como marcas de mordida o huesos faltantes, ni tampoco hay signos de desgaste producidos por alguna enfermedad, lo que fortalece la hipótesis de que fue separada del resto del cuerpo y sepultada de manera instantánea a causa de las violentas marejadas. Pese a que Tanis no es el único sitio con este tipo de propiedades, algunos paleontólogos teorizan que, en este caso, los indicios de inundación reflejados en sus rocas podrían representar pruebas de un tsunami causado por el impacto del meteorito que produjo lo que hoy es el cráter Chicxulub en la península de Yucatán hace 66 millones de años, por lo que los fósiles encontrados aquí podrían contener pistas directamente asociadas al evento K-Pg, lo que podría ayudarnos a comprender mejor cómo se desenlazó la extinción de los dinosaurios no avianos y otros integrantes importantes de la biosfera mesozoica. Esta teoría es reforzada por la identificación de microtectitas (partículas diminutas de lo que probablemente fueron escombros lanzados a la atmósfera y reingresados a la Tierra como resultado del impacto del meteorito) en la zona con una composición química semejante a la de la litología del sitio del impacto, algunas de las cuales han sido encontradas entre las branquias de peces fosilizados preservados en posiciones indicativas de sofocación, sugiriendo que murieron al respirar estas partículas cuando éstas reingresaron a la Tierra tras el impacto. Los paleontólogos Robert DePalma y Phil Manning, quienes reportaron el descubrimiento, indican que los fósiles del tescelosaurio y de los peces provienen de la misma capa estratigráfica, lo que incrementaría la probabilidad de que este dinosaurio hubiese sido una víctima directa del impacto del asteroide. No obstante, hay quien sugiere la posibilidad de que el tescelosaurio y otros organismos fosilizados encontrados en el lugar hubiesen muerto antes del impacto, con sus cuerpos habiendo sido exhumados, arrastrados y enterrados nuevamente por las marejadas. Independientemente de cuál haya sido el caso, es sumamente raro encontrar fósiles con tal nivel de preservación, por lo que este descubrimiento no deja de ser significativo, pudiendo revelarnos información importante sobre cómo era este dinosaurio en vida y sobre cómo murió. Aparte de la pata de tescelosaurio, también se reportó el hallazgo de un huevo de pterosaurio (probablemente, azdárquido) con un embrión fosilizado en su interior que parece sugerir que éstos nacían de huevos de cáscara blanda, llevando a la hipótesis de que las madres enterraban los huevos en sedimento blando. Estos descubrimientos aún no han sido formalmente detallados y publicados en una revista científica, pero los paleontólogos a cargo del mismo aseguran que dicha gestión está en proceso.

El bloque de piedra que contiene la pata "momificada" de tescelosaurio
Crédito de la fotografía: BBC

2. ¿Sangre caliente o sangre fría? ¿Por qué no las dos?

Uno de los mayores misterios que ha intrigado a la humanidad sobre los dinosaurios es si éstos eran endotérmicos (de sangre caliente) como las aves o ectotérmicos (de sangre fría) como los cocodrilos y otros reptiles. Es decir, si su tasa metabólica le permitía retener calor y mantener una temperatura corporal estable o si eran más dependientes de factores ambientales para ello. Varios estudios realizados previamente a partir de análisis químicos de los huesos fosilizados han arrojado resultados diferentes, con los modelos pareciendo favorecer la endotermia y la mesotermia (un punto intermedio entre la ectotermia y la endotermia). No obstante, es de notar que varios de estos métodos se basan en el estudio de rastros isotópicos que pudieron haber sido alterados durante la fosilización en medidas desconocidas. El pasado mes de mayo fue publicado un estudio por parte de un equipo internacional de paleontólogos encabezado por Jasmina Wiemann que plantea un nuevo método consistente en analizar los residuos moleculares en los huesos surgidos como subproducto de los procesos metabólicos, los cuales son más estables e insolubles en agua, por lo que es más probable que se conserven durante la fosilización. De esta forma, los investigadores analizaron huesos de 55 grupos diferentes de animales tanto vivos como extintos, comparando la cantidad de subproductos moleculares asociados a la respiración con las tasas metabólicas de los animales modernos y utilizando esos datos para inferir las de los grupos extintos. Los resultados sugieren que los dinosaurios son ancestralmente endotérmicos y que los saurisquios mantuvieron esa adaptación durante su historia evolutiva, aunque los ornitisquios parecieron inclinarse hacia la ectotermia a medida que evolucionaban y se diversificaban. Esto sugiere que los primeros dinosaurios, los terópodos y los grandes saurópodos debían tener un estilo de vida activo y habrían requerido comer con determinada frecuencia para mantener sus funciones corporales, mientras que los ornitisquios, gracias a su metabolismo más lento, habrían podido permitirse un estilo de vida menos activo y mayores períodos sin alimento, aunque habrían sido más dependientes de la temperatura ambiental para la termorregulación. El estudio también abarca a los pterosaurios y plesiosaurios, con los resultados indicando que ambos grupos estaban conformados por animales endotérmicos. De hecho, según la investigación, tal parece que la endotermia es la condición ancestral de los ornitodiros (el grupo de arcosaurios del que derivan los dinosaurios y pterosaurios). Este aspecto de su biología probablemente fue clave para su éxito, especialmente cuando se tiene en cuenta aspectos como el que se discute en la próxima noticia.

Dos terópodos coelurosaurianos (un tiranosáurido y un ave) resaltan en una imagen infrarroja gracias a su condición endotérmica
Arte de Brian Engh

3. Un Ascenso Frío

La extinción del Triásico-Jurásico hace alrededor de 202 millones de años fue un lapso en el que los grupos de arcosaurios terrestres dominantes hasta entonces, tales como los rauisuquios, se extinguieron, lo que le dio a los dinosaurios la oportunidad de escalar y ocupar su lugar en la cadena alimentaria. Sin embargo, es uno de los eventos transicionales más misteriosos y desconocidos en lo que respecta a nuestra comprensión del Mesozoico y se sabe muy poco sobre las causas de tal suceso, aunque se han encontrado pruebas de que hubo una intensa actividad volcánica a nivel global en ese período, probablemente producida por la ruptura del supercontinente Pangea, por lo que algunos expertos asocian la extinción con este evento. El pasado 1 de julio se publicó un estudio realizado por un equipo encabezado por Paul Olsen que parece respaldar esa línea teórica. El estudio consiste en el análisis de huellas fosilizadas de dinosaurio excavadas en el desierto de la cuenca Junggar al noroeste de China junto con fragmentos inusuales de roca que solo podrían haber sido depositados por hielo. Según Olsen y sus colaboradores, tal parece que los dinosaurios estaban adaptándose a climas más fríos que otros arcosaurios eran incapaces de tolerar. Esto les dio una ventaja durante las fases más violentas de vulcanismo, en las que enormes cantidades de azufre habrían sido arrojadas a la atmósfera, superando los niveles de gases de efecto invernadero y desviando la luz solar en el proceso, causando repetidos y duraderos inviernos volcánicos en todo el mundo. Esto probablemente creó condiciones que la mayoría de los reptiles ectotérmicos no pudo resistir, pero sí los dinosaurios que ya estaban adaptados al frío, algo que probablemente fue gracias, en parte, al desarrollo de una capa aislante de plumaje en algunos de ellos y a su potencial endotermia ancestral.

Arte de Larry Felder

4. Los ornitisquios silesaurianos contraatacan

En 2020 se publicó un estudio encabezado por Rodrigo Müller y Mauricio García, cuyos resultados parecen sacudir el árbol filogenético de los dinosaurios ornitisquios como lo conocemos, pero que explicarían por qué resulta tan difícil identificar fósiles de edad triásica que puedan referirse de manera innegable a este grupo. Los autores plantean la hipótesis de que los silesáuridos (un linaje de dinosauriformes que, hasta entonces, estaba separado de Dinosauria) conformaban un grupo parafilético (es decir, que excluye a varios de sus descendientes, como se hace con las aves cuando se habla de los reptiles) de ornitisquios basales. Este año, David B. Norman publicó un estudio junto a Müller, García y su exalumno, Matthew Baron, famoso por su hipótesis del linaje ornitoscélido (según la cual, los terópodos y los ornitisquios son grupos hermanos dentro de un conjunto mayor llamado Ornithoscelida). Este estudio consecutivo parece respaldar la hipótesis de que los silesaurios son ornitisquios basales al poner a prueba el análisis filogenético propuesto por Müller y García con la adición de especies anteriormente no consideradas. En vista a esto, los autores proponen la designación de un par de clados para redefinir al grupo Ornithischia, separándolo en Parapredentata, que incluiría a los linajes del grupo más basales y de edad triásica (lo que inicialmente era el grupo parafilético de los silesaurios) y Prionodontia, que incluiría a lo que tradicionalmente hemos conocido como ornitisquios, los cuales parecen haberse originado en el Jurásico. Aunque de momento siguen siendo de carácter hipotético, las conclusiones de investigaciones como esta contribuyen a llenar lagunas en nuestro entendimiento sobre la evolución de los primeros dinosaurios.

Crédito de la imagen: Norman et al., 2022

5. Pequeños revolucionarios

Pachagnathus benitoi y Yelaphomte pradeori: Los 1ros pterosaurios triásicos del hemisferio sur

El pasado mes de marzo se publicó el hallazgo de restos óseos de pterosaurio encontrados en la formación Quebrada del Barro, al noroeste de Argentina. Las rocas de esta formación datan del triásico superior, por lo que estos fósiles consisten en los primeros huesos inequívocos de pterosaurio de edad triásica encontrados no sólo en Sudamérica, sino en todo el hemisferio sur. Por si fuera poco, los restos parecen representar no uno, sino dos taxones distintos, ambos pertenecientes a la familia de los raeticodactílidos. Pese a estar estrechamente emparentados, es notable una marcada diferencia de tamaño entre ambos ejemplares y dado que, en ambos casos, la osteología sugiere que se trataba de animales maduros al momento de su muerte, es muy poco probable que representen etapas ontogénicas distintas de un mismo taxón. De esta forma, se nombraron dos especies. La de mayor tamaño fue llamada Pachagnathus benitoi y sus restos consisten en una mandíbula parcial sin el extremo anterior, la cual conserva un diente del lado izquierdo y las raíces de tres dientes del lado derecho, mientras que la de menor tamaño recibió el nombre de Yelaphomte praderioi y sus restos consisten en un cráneo parcial con la parte anterior de ambos maxilares y la parte posterior de ambos premaxilares. Hallazgos como este sugieren que los pterosaurios se diversificaron y se expandieron en un punto bastante temprano de su historia evolutiva, siendo esto probablemente una de las claves de su éxito.

 

Un trío de Pachagnathus sobrevuela el paisaje de la Argentina triásica mientras un Yelaphomte los observa alertamente desde un tronco cercano.
Arte de Jorge Blanco

 Jakapil kanikukura: Un eslabón perdido en el árbol filogenético de los tieróforos

Es sabido que los tieróforos (los notorios dinosaurios herbívoros con osteodermos sofisticados, tales como los estegosáuridos y los ankylosáuridos) evolucionaron de ornitisquios pequeños que probablemente asumían una postura bípeda. Sin embargo, a medida que se fueron diversificando empezaron a desarrollar cuerpos más grandes y macizos que parecían restringirse a una postura cuadrúpeda para soportar eficazmente su peso, con sus ancestros bípedos de pequeño tamaño aparentando haber llegado al final de su historia evolutiva en algún punto del Jurasíco medio hasta que un descubrimiento sin precedentes, publicado el pasado 11 de agosto, demostró lo contrario. Entra el Jakapil kanikukura: un tieróforo encontrado en la formación Candeleros de Argentina, cuyas rocas datan de la etapa cenomaniana del Cretácico. El único ejemplar reportado consiste en un esqueleto bastante fragmentario descrito por un equipo encabezado por Facundo J. Riguetti e incluye una mandíbula inferior completa, algunas vértebras y costillas, partes de algunos huesos de las extremidades y varios osteodermos. Sin embargo, dicho material es suficiente para denotar que, pese a su edad geológica, este dinosaurio presenta características que bien pueden asociarse a una etapa transicional entre los tieróforos basales y los más diversificados. Entre éstas, un cuerpo pequeño que, a pesar de todo, está cubierto de osteodermos prominentes y proporcionalmente más grandes que los de tieróforos más primitivos, como Scutellosaurus y Scelidosaurus, siendo más semejantes a los de los ankylosaurios en ese aspecto. Adicionalmente, los restos sugieren que las extremidades traseras eran considerablemente más largas que las delanteras, las cuales parecían ser bastante pequeñas, lo que indica que el Jakapil, probablemente, pertenece a un linaje de tieróforos en el que las patas delanteras se fueron reduciendo con la evolución, propiciando la postura y locomoción bípeda. El descubrimiento de Jakapil tiene importantes implicaciones para nuestra comprensión de la historia evolutiva de los tieróforos, pues muestra que los miembros antiguos del grupo tuvieron una distribución geográfica mucho más amplia de lo que se pensaba, llegando hasta lo que hoy es Sudamérica en un punto relativamente temprano de su evolución, además de indicar que, contrario a lo que se pensaba hasta ahora, los primeros linajes del grupo en divergir no se extinguieron en el Jurásico, habiendo sobrevivido hasta el Cretácico.

Reconstrucción artística del Jakapil en vida
Arte de Daniel LopPer de ArtStation.com

Mbiresaurus raathi: El sauropodomorfo basal más antiguo de África

Los restos de dinosaurio inequívocos más antiguos conocidos datan de poco más de 230 millones de años y han sido encontrados en formaciones de Sudamérica como la del Ischigualasto en Argentina o la de Santa María en Brasil. También se ha reportado el hallazgo de fósiles de sauropodomorfos de edad similar en India. En vista a esto, los paleontólogos llevan un tiempo teorizando que una flora y fauna parecida a la de estos sitios debió haber estado distribuida en regiones intermedias del hemisferio sur, siguiendo “cinturones climáticos” con condiciones similares en lo que entonces era el supercontinente Pangea, siendo lo que hoy es el continente africano una de estas regiones. El pasado 31 de agosto se publicó una investigación que valida dicha teoría con evidencia directa, la cual consiste en la descripción de un sauropodomorfo basal de mediano tamaño, cuyos restos fueron encontrados en la Cuenca del Río Cabora Bassa en Zimbabwe. Las rocas de este lugar datan de aproximadamente, 230 millones de años, teniendo una edad similar a la de las localizadas en Sudamérica e India, lo que convierte a este sauropodomorfo en el más antiguo de África, así como en uno de los más antiguos del mundo. Por si eso fuera poco, el material recuperado consiste en un esqueleto bastante completo, lo cual es inusual en fósiles de esta edad. Gracias a esto, se puede tener una idea bastante precisa de su anatomía, la cual refuerza la teoría de que los sauropodomorfos eran ancestralmente bípedos. El equipo de investigación encargado de este descubrimiento fue encabezado por Christopher Griffin, quien le dio al sauropodomorfo el nombre de Mbiresaurus raathi y en su publicación, menciona además la recuperación de restos de lo que probablemente es un herresasáurido (lo que de corroborarse, también lo convertiría en el primero de su tipo descubierto en África), así como de cinodontes, aetosaurios y rincosaurios que esperan ser descritos formalmente, aunque desde ya sugieren una paleofauna semejante a la del Ischigualasto y a la de la formación Santa María. Este hallazgo es importante por su potencial para despertar el interés de continuar investigando este yacimiento tan poco conocido, lo que puede contribuir a ampliar nuestro entendimiento sobre los inicios del reinado de los dinosaurios.  

Reconstrucción artística del Mbiresaurus en el Zimbabwe triásico junto con otros integrantes de su ecosistema en el fondo
Arte de Andrey Atuchin

Referencias:

  1. https://svs.gsfc.nasa.gov/14140
  2. https://www.bbc.com/news/science-environment-61013740
  3. https://www.smithsonianmag.com/smart-news/paleontologists-find-fossilized-remains-of-a-dinosaur-killed-in-the-mass-extinction-180979912/
  4. https://www.science.org/doi/10.1126/sciadv.abo6342
  5. https://www.sciencedaily.com/releases/2022/07/220701143118.htm
  6. https://www.nature.com/articles/s41586-022-04770-6
  7. https://www.sciencedaily.com/releases/2022/05/220525110846.htm
  8. https://phys.org/news/2022-09-dinosaur-family-tree-bird-hipped-dinosaurs.html
  9. https://academic.oup.com/zoolinnean/advance-article/doi/10.1093/zoolinnean/zlac062/6680019
  10. https://paleonerdish.wordpress.com/2022/03/18/first-triassic-records-of-pterosaurs-in-the-southern-hemisphere/comment-page-1/
  11. https://www.nature.com/articles/s41598-022-15535-6
  12. https://www.livescience.com/new-armored-dinosaur-south-america
  13. https://www.science.org/content/article/i-ve-got-dinosaur-african-find-illuminates-dawn-dinos

31 de diciembre de 2019

Las 5 "Dinoticias" más Relevantes del 2019

Una vez más, cerramos un año en el blog y quisiera hacerlo, como es mi costumbre, conmemorando cinco de los descubrimientos más impactantes del año en cuanto a paleontología de dinosaurios se refiere. Pero antes, enfatizo como siempre que las noticias alistadas a continuación fueron seleccionadas entre muchos otros descubrimientos igualmente interesantes e importantes para nuestro entendimiento sobre los dinosaurios y en vista a que no puedo cubrirlos todos en esta entrada, simplemente opto por centrarme en los cinco que me llamaron más la atención. Dicho esto, les exhorto a buscar información sobre otros grandes descubrimientos realizados en el 2019. Habiendo aclarado esto, comencemos.

1. Recobra fuerza la teoría del origen austral de los dinosaurios


Diversos dinosauromorfos de fines del Triásico
Arte de Donna Braginetz

En 2017, durante la reexaminación del linaje de los dinosaurios, la evaluación de las relaciones filogenéticas de éstos con algunos de sus parientes más cercanos dio lugar a la hipótesis de que los dinosaurios se originaron en el hemisferio norte, contrario a lo que se había propuesto hasta entonces. No obstante, nuevos estudios publicados formalmente este año llevaron al cuestionamiento de dicha hipótesis y a determinar que ésta en realidad es poco probable de momento. Uno de esos estudios, realizado por un equipo encabezado por Júlio César A. Marsola se vale del muestreo de material fósil extraído durante los últimos 20 años y analiza los resultados comprando el registro fósil de las zonas geográficas de las que éste proviene. Sus resultados sugieren que no sólo los dinosaurios, sino los dinosauromorfos en general se originaron en el sur de Gondwana, donde la diversidad de éstos parecía ser mayor a finales del Triásico. Esto llevó a la conclusión de que el hemisferio Sur alberga el lugar ancestral de los dinosaurios y así lo sustenta un segundo estudio conducido por el equipo de investigación que en su tiempo sostuvo que los dinosaurios pudieron haberse originado en el hemisferio norte. Este estudio fue realizado utilizando un enfoque estadístico para examinar las relaciones filogenéticas de los primeros dinosaurios considerando no sólo la edad y la localidad de sus fósiles, sino también la conectividad de las zonas donde fueron encontrados teniendo en cuenta fenómenos como el movimiento de las placas tectónicas y los cambios en el nivel del mar en diferentes intervalos de tiempo. Los resultados arrojaron una alta probabilidad de que los dinosauromorfos y los dinosaurios propiamente dichos se hayan originado en el sur de lo que hoy es Sudamérica y que desde ahí hayan ido diseminándose por los demás continentes a medida que se lo posibilitaran los cambios tectónicos y del nivel del mar.

2. El fósil que nos insta a no quedarnos con la fachada

Foto y diagrama de una pata de enantiornita preservada en ámbar
Imágenes de Xing et al.

Desde hace unos años, las minas de ámbar de Birmania han provisto a la ciencia de fósiles excepcionales, como la cola de un coelurosaurio y un ave enantiornita entera de 99 millones de años de antigüedad preservadas en ámbar. El pasado 30 de enero, otro de estos fósiles fue descrito por un equipo internacional de paleontólogos encabezado por Lida Xing. Se trata de la pata trasera derecha de otra enantiornita preservada en un trozo de ámbar. Los investigadores reportan fracturas irregulares que sugieren que ésta ya se había roto antes de quedar atrapada en lo que entonces era resina fresca, por lo que teorizan que fue desprendida del resto del cuerpo por un animal carnívoro de mayor tamaño mientras se alimentaba del ejemplar, dejándola caer a la resina en el proceso. Sin embargo, lo que más resalta del fósil son sus características integumentarias, las cuales se conservaron en condiciones prístinas gracias a la resina que las ha cubierto durante todo el proceso de fosilización. Éstas indican que el plumaje de contorno se extendía a lo largo de los metatarsos y continuaba en el tercer y cuarto dedo hasta las uñas, mientras que el primer y segundo dedo estaban completamente cubiertos de retícula (las "escamas" que cubren las patas de las aves) con algunos filamentos simples sobresaliendo de ésta, los cuales son muy finos y apenas pueden apreciarse a simple vista en el fósil. Irónicamente, estos filamentos simples que sobresalen de la retícula suponen implicaciones macroscópicas. Y es que según señalan los investigadores, es probable que estructuras como estas sólo se pudiesen fosilizar en contextos excepcionales, como lo es propiamente el ámbar. Esto significa que encontrar piel de dinosaurio fosilizada compuesta mayormente por escamas reticuladas no se traduce automáticamente en la ausencia total de plumaje en el cuerpo del animal. Especialmente cuando se trata de uno proveniente de un linaje ancestralmente emplumado, reafirmando así la importancia de tener en cuenta factores como la tafonomía (todo lo que pasa con el cuerpo de un organismo una vez éste muere y las circunstancias en las que esto ocurre) a la hora de determinar cómo era su integumento en vida.

3. ¿Extinción súbita o paulatina?

Una biósfera próspera en la Norteamérica cretácica segundos antes de la caída del asteroide
Arte de Davide Bonadonna

Hace exactamente dos años, hablamos de un estudio realizado por un equipo internacional de geólogos encabezado por el Dr. Wolfgang Stinnesbeck en el que se presentaban pruebas que parecían reforzar la idea de que la extinción de los dinosaurios no avianos fue un fenómeno gradual y que para cuando el famoso asteroide que formó lo que hoy es el cráter de Chicxulub, éstos ya estaban experimentando un decaimiento. Sin embargo, el pasado 6 de marzo, un segundo equipo de investigación encabezado por Alessandro Chiarenza publicó un nuevo estudio donde se propone lo contrario, poniendo de manifiesto la versatilidad de la ciencia. Según este nuevo estudio, la razón por la que los fósiles de dinosaurios no avianos parecen ser más escasos en los sedimentos más cercanos al límite K-T (Cretácico-Terciario) es porque muchos de los potenciales yacimientos que datan de esta época no parecen haber contado con las condiciones más adecuadas para la fosilización, siendo muy pocas las localidades que propiciaron la preservación de los restos de sus antiguos habitantes una vez morían. Para llegar a esta conclusión, el equipo empleó modelos de nicho ecológico, los cuales permiten deducir las condiciones ambientales propicias para sustentar determinados ecosistemas en lugar de concentrarse sólo en localidades donde se han encontrado fósiles. Aplicando estos modelos a lo que hoy es Norteamérica, los investigadores pudieron hacer un mapa de dónde se daban estas condiciones en el continente y de cómo iban cambiando a lo largo del Cretácico tardío, descubriendo así que varios hábitats sustentables para determinados grupos de dinosaurios eran más comunes en el Maastrichtiense de lo que se pensaba, pero muchos de ellos se encontraban en áreas poco o nada propicias para la fosilización de los organismos que allí habitaban. Esto da paso a una reinterpretación del escenario al final del Mesozoico en la que cabe cuestionarse si el reinado de los dinosaurios verdaderamente estaba en declive o si continuó siendo próspero hasta la caída del asteroide.

4. Finalmente expuestos los dromaeosaurios y su garra no tan asesina

Un Deinonychus inmoviliza a su presa mientras la devora viva
Arte de Emily Willoughby

Desde hace medio siglo, la uña en el falange distal del segundo dedo de los dromeosaurios ha cautivado a muchos al ser representada en vida como un arma letal diseñada para tajar y destripar a sus víctimas, habiendo incluso sido llamada "la garra asesina" de forma coloquial. No obstante, la misma no había sido estudiada de manera exhaustiva hasta recientemente y en el proceso, se descubrió que ésta en realidad no era un arma tajante, sino punzante, lo que condujo a la realización de múltiples estudios que poco a poco fueron llevando a los expertos a reinterpretar su función. Mientras que inicialmente se concibió a los dromeosaurios como cazadores gregarios que se amotinaban contra presas que los superaban en tamaño utilizando sus garras retráctiles para perforar su piel y provocar que se desangraran, las nuevas investigaciones llevan a vislumbrar un escenario cada vez más distante de esta idea. El pasado 28 de agosto una de esas investigaciones, publicada por el paleobiólogo Peter J. Bishop, dio otro paso en la dirección opuesta a la interpretación original al utilizar un modelo músculo-esquelético digital de una pata de Deinonychus con el fin de estudiar la transmisión de fuerza de las patas a través de la punta de la garra, revelando que ésta no ejerce demasiada fuerza y no transmite una proporción significativa del peso corporal del animal, lo que contrasta con la teoría de que era utilizada para infringir un daño significativo a sus víctimas. No obstante, el estudio también indica que el animal podía ejercer más fuerza con la garra al asumir una postura agachada. Esto llevó a la conclusión de que los dromeosaurios utilizaban esta garra para inmovilizar animales más pequeños que ellos, lo que va a tono con el llamado "modelo de restricción de presa", según el cual estos dinosaurios empleaban estrategias de caza similares a las de las aves de rapiña de hoy, pudiendo haberse abalanzado contra presas de menor peso, utilizando sus garras y su peso corporal para impedir que éstas escaparan y valiéndose de sus alas para balancearse sobre ellas (en algunas ocasiones, mientras probablemente empezaban a comérselas vivas). Hay quien ha presentado objeción a esta idea teniendo en cuenta el fósil de Velociraptor implicado en combate contra un Protoceratops, sobre el cual los expertos se han estado planteando dudas durante los últimos años acerca de si verdaderamente se trata de un caso directo de depredación en vista a la falta de pruebas adicionales que sustenten que este sea el caso (se han encontrado múltiples fósiles bastante bien preservados de Protoceratops, pero ninguno aparte de éste muestra indicios de ataques provocados por un Velociraptor), lo que ha llevado a la consideración de otras posibilidades como que el Protoceratops estuviese protegiendo a su prole del Velociraptor o viceversa. Independientemente de cuál haya sido el escenario correcto, estudios como este nos proveen una imagen cada vez más precisa de los dromeosaurios y mientras más clara se hace la misma, más semejantes resultan ser éstos a sus parientes modernos, las aves rapaces, ratificando así el que solamos llamarlos "raptores".

5. La coloración de los dinosaurios podría dejar de ser un misterio en los próximos años

Diferentes esquemas de color propuestos para el Aquilops
Arte de Brian Engh

El pasado 19 de septiembre, un equipo internacional de paleontólogos encabezado por el Dr. Arindam Roy publicó un estudio en el que se proponen nuevas técnicas y el uso de tecnologías modernas para comprender mejor la coloración de diversos organismos fósiles. Investigaciones previas han podido ayudar a descifrar la coloración de sobre 30 animales extintos, incluyendo dinosaurios, como el Archaeopteryx y el Borealopelta, así como de algunos reptiles marinos del Mesozoico, como mosasaurios e ichtyosaurios. Esto, gracias al hallazgo e identificación de estructuras microscópicas presentes en el integumento fosilizado de estos animales llamadas melanosomas (debido a su contenido de melanina, un polímero responsable de la pigmentación encontrado en la piel, el pelo y las plumas de determinados animales). Sin embargo, poco más se ha podido descubrir fuera de ahí debido en gran parte a que los mismos no son fáciles de encontrar y de momento, no ha sido posible identificar ni analizar químicamente otros posibles orgánulos pigmentarios. La investigación de Roy y sus colegas busca cambiar eso al proponer un marco de estudio consistente en cuatro pasos no sólo para descifrar la coloración de organismos extintos, sino también para determinar qué rol jugaba ésta en su vida. El primer paso propuesto en el estudio es mapear la extensión conocida o sospechada de los pigmentos preservados en muestras de piel fosilizadas. El segundo consiste en buscar microestructuras pigmentarias utilizando microscopía electrónica. De no detectarse coloración a base de melanina, el tercer paso consistiría en utilizar técnicas de análisis químicos de alta gama para detectar biomarcadores de otros orgánulos pigmentarios. De identificarse con éxito orgánulos pigmentarios, se procedería al cuarto paso, el cual consiste en la utilización de colores y patrones reconstruidos para probar hipótesis relacionadas a la fisiología, ecología y comportamiento del animal. Es decir, identificar qué funciones jugaba el color del animal en su vida y en su entorno, tales como el potencial de que le sirviera para camuflarse o de que fuese una herramienta de comunicación visual. Este nuevo marco de estudio apunta a superar los desafíos que dificultaban descifrar la coloración de animales extintos y a recopilar más información de lo que se pensaba que era posible extraer al considerar rastros químicos de diferentes pigmentos, detalles anatómicos de los fósiles a pequeña y gran escala y el potencial de fosilización de diferentes orgánulos pigmentarios aparte de los melanosomas, sin mencionar que es aplicable a otros organismos fósiles además de los dinosaurios.

Fuentes:
  1. https://www.cambridge.org/core/journals/earth-and-environmental-science-transactions-of-royal-society-of-edinburgh/article/dynamic-biogeographic-models-and-dinosaur-origins/EB6646C8F473BF6353E429BEF32304A1
  2. https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1111/pala.12411
  3. https://www.researchgate.net/publication/330732544_A_fully_feathered_enantiornithine_foot_and_wing_fragment_preserved_in_mid-Cretaceous_Burmese_amber
  4. http://theropoda.blogspot.com/2019/01/piedino-piumato-nellambra-vs-lo.html
  5. https://www.sciencedaily.com/releases/2019/03/190306081711.htm
  6. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6403247/
  7. https://peerj.com/articles/7577/
  8. https://www.youtube.com/watch?v=vNinGTKzsL0
  9. https://www.sciencedaily.com/releases/2019/09/190924101436.htm
  10. https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1111/brv.12552

31 de diciembre de 2018

Las 5 "Dinoticias" más Relevantes del 2018

Cerramos otro año en el blog y como de costumbre, lo haremos conmemorando cinco de los descubrimientos más impactantes realizados este año en lo que respecta al estudio de los dinosaurios, aunque antes de continuar quisiera enfatizar que el siguiente listado está basado más que nada en la opinión del autor, por lo que como lo he hecho en los años anteriores, les exhorto a considerar el elemento subjetivo de esta entrada sin pasar por alto que se realizaron otros descubrimientos igualmente interesantes en el 2018 que aportan información igualmente valiosa para nuestra comprensión de estos animales, aunque lamentablemente no puedo cubrirlos todos en esta entrada. Habiendo aclarado esto, comencemos.

1. Los paleontólogos empiezan a preguntarse qué define a un dinosaurio exactamente

Diagrama por C. Chang

Nuestra primera noticia nos remonta al pasado mes de febrero, cuando el Dr. Sterling Nesbitt hizo público un estudio donde destaca que cada vez está resultando más difícil identificar si un fósil pertenece o no a un dinosaurio, sobre todo cuando se trata de uno de edad triásica. Esto se debe a que las características que alguna vez caracterizaban a los fósiles de dinosaurio ahora han empezado a encontrarse en animales que aunque estaban emparentados con los dinosaurios, no eran dinosaurios. Tal es el caso del Teleocrater rhadinus, un arcosaurio descrito en abril de 2017, el cual presenta una depresión craneal que hasta ahora sólo se había encontrado en dinosaurios. Se logró identificar al Teleocrater como un dinosauromorfo no dinosauriano gracias a que carece de un orificio en la cavidad de la cadera, que actualmente es el único rasgo de lo que alguna vez fue una larga lista de características anatómicas que sólo se veían en dinosaurios. Otras de esas características que recientemente se han visto en otros dinosauromorfos aparte de los dinosaurios (señaladas en la imagen de arriba) son la cresta en el hueso superior del brazo donde se fijaban los músculos (encontrada también en algunos silesáuridos), las proyecciones óseas en la parte trasera de las vertebras cervicales (vistas también en silesáuridos), el cuarto punto de adhesión muscular donde el fémur se une con la cadera (visto también en el Marasuchus lilloensis, un dinosauriforme más primitivo que los silesáuridos) y hasta el descubrimiento del Teleocrater, la depresión en la parte superior del cráneo, la cual se teoriza que servía para fijar los músculos de la mandíbula, otorgando al animal una mordedura más fuerte. Se piensa que la cavidad en las caderas que ahora es la única característica que diferencia a los dinosaurios de otros dinosauromorfos ayudaba a que éstos posicionaran sus patas perpendicularmente bajo su cuerpo en lugar de proyectadas hacia los lados, como la mayoría de los reptiles. En conjunto con las recientes teorías que han puesto en duda la clasificación tradicional de los dinosaurios, la disminución de estas distinciones ha complicado la identificación de fósiles de edad triásica y su asignación en el árbol filogenético de los dinosauromorfos y a su vez, pone en duda la teoría de que las características previamente mencionadas fueron claves en el éxito de los dinosaurios sobre otros dinosauromorfos a finales del Triásico e inclina la balanza hacia la posibilidad de que éstos simplemente hayan aprovechado la repentina disponibilidad de nichos ecológicos dejados por sus entonces decadentes parientes, lo que nos conecta a la siguiente noticia.

2. "La vida se abre camino"

Arte de  Victor Leshyk

El pasado mes de abril, un equipo internacional de paleontólogos encabezado por el Dr. Massimo Bernardi publicó un estudio donde exponen pistas que conectan la proliferación de los dinosaurios en el Triásico con un evento cataclísmico conocido como el Episodio Pluvial Carniano, el cual hasta hace poco no había sido muy  comprendido. Se trata de un período de cambios atmosféricos repentinos en el que las condiciones climáticas pasaban de secas a húmedas y luego a secas de nuevo de forma recurrente por intervalos de cerca de 1.5 millones de años, probablemente debido a una serie de erupciones volcánicas masivas en lo que hoy es el oeste de Canadá que precipitaron el calentamiento global, provocando esparcimiento de contaminantes, lluvia ácida y cambios en el clima a nivel global. Según los autores del estudio, los dinosaurios empezaron a proliferar justo al final de este período inestable, hace aproximadamente, 232 millones de años y el hallazgo de huellas en las Dolomitas, al norte de Italia sustenta esta teoría, pues al igual que como ocurre con el límite KT, los fósiles de dinosaurios y particularmente, una serie de posibles huellas de dinosaurios encontradas en el área, son escasos en sedimentos anteriores a este evento y empiezan a ser más comunes en sedimentos posteriores al mismo. Unos meses más tarde, los autores de este estudio publicaron otro analizando los resultados mediante procedimientos estadísticos, específicamente a través de lo que se conoce como un análisis de punto de interrupción, el cual consistió en comparar el conteo de especies de varias muestras para trazar el punto de interrupción, o lo que en este caso es el momento en que un tipo de ecosistema terminó y otro comenzó. Los resultados fueron bastante consistentes con las conclusiones del estudio inicial, indicando que la etapa en que los dinosaurios empezaron a prosperar fue precisamente al final del Episodio Pluvial Carniano, hace aproximadamente, 232 millones de años. Estos estudios son importantes porque arrojan luz sobre cómo los dinosaurios fueron convirtiéndose en el grupo dominante de animales terrestres, lo cual es formidable para la paleontología especialmente dadas las dificultades descritas en el primer estudio que cubrimos en esta entrada.

3. Los dinosaurios sueltan la lengua de nuevo... O más bien, no.

Arte de Scott Betts

Como es sabido, es sumamente difícil que el tejido blando de un animal extinto hace millones de años se conserve durante la fosilización, pero es posible hacer deducciones sobre las características de ciertos órganos a partir del material óseo y de la anatomía comparativa con animales modernos. El pasado mes de junio, por ejemplo, se publicó un estudio encabezado por Zhiheng Li donde se analizan los huesos hioides de algunos dinosaurios y pterosaurios y se comparan con los de los arcosaurios modernos (aves y cocodrilos). El estudio reveló similitudes entre los huesos hioides de los dinosaurios saurisquios no avianos y los de los cocodrilos, siendo éstos simples y relativamente pequeños, lo que sugiere que las lenguas de estos dinosaurios, al igual que las de los caimanes y cocodrilos de hoy, probablemente estaban firmemente adheridas la base de sus bocas y tenían una movilidad muy limitada, a diferencia de las de las aves, que pueden llegar a ser muy flexibles y movibles. Irónicamente, los dinosaurios ornitisquios parecen tener huesos hioides más complejos (y por lo tanto, lenguas más movibles), comparables a los de los dinosaurios avianos pese a que éstos últimos descienden de uno de los grupos con hioides simples y lenguas prácticamente inmóviles. Asimismo, los pterosaurios, que evolucionaron de forma separada a los dinosaurios, también parecen tener huesos hioides relativamente complejos y por lo tanto, lenguas con cierto grado de movilidad, lo que refuerza la teoría de que esta adaptación es producto de evolución convergente (es una característica que probablemente evolucionó varias veces en linajes diferentes). Es probable que esta adaptación fuese resultado de las estrategias alimentarias de estos animales, lo que nos lleva a la siguiente noticia.

4. Los ornitisquios no eran cachetones después de todo

Modelo de Urvogel Games para el videojuego Saurian

Durante mucho tiempo, los artistas han reconstruido a los dinosaurios ornitisquios con cachetes o mejillas que cubren la mayor parte de su boca. Sin embargo, la presencia o ausencia de este tipo de estructura bucal es un concepto que no se había analizado muy minuciosamente hasta tiempos recientes. La verdad es que lo que conocemos como "cachetes" están conformados por músculos conocidos como bucinadores sólo encontrados en los mamíferos y hoy se sabe que evolucionaron en parte para facilitar la lactancia, cosa de la que estaban exentos los dinosaurios. Un estudio publicado el pasado mes de octubre por el Dr. Ali Nabavizadeh reveló que la musculatura mandibular de los ornitisquios naturalmente no estaba estructurada como la de los mamíferos y que en lugar de bucinadores, éstos probablemente tenían músculos aductores que se extendían desde la mandíbula inferior hasta la región postorbital, siendo un arreglo idóneo para facilitar el movimiento hacia arriba y hacia atrás durante la masticación. En adición, según el estudio, aquellos grupos con varias filas de dientes y un sistema de masticación relativamente avanzado, como los ceratopsianos, los hadrosaurios y los ankylosaurios probablemente contaban con un segundo músculo conocido como "pseudomasetero" que en conjunto con los músculos aductores, conformaría una capa de tejido oral que cubriría el margen labial de las mandíbulas, creando un mayor sistema de soporte mandibular y haciendo así más eficiente la masticación. No obstante, en los grupos menos derivados y con una dentición más simple, se ve una estructura que sugiere que los músculos aductores anclaban más atrás en la mandíbula, lo que a su vez habría dificultado el desarrollo del pseudomasetero, por lo que es posible que éstos carecieran de algún tipo de tejido que cubriera el margen labial de la boca y que por tanto, contaran con un espacio que propiciaría una apertura total de la boca. Teniendo en cuenta los resultados del estudio cubierto en la noticia anterior, es posible que estos ornitisquios menos derivados usasen su lengua para facilitar la ingesta de alimento de una forma similar a como lo hacen actualmente algunos lagartos y tortugas.

5. Plumas: ¿Un rasgo más basal de lo pensado?

Arte de  Larry Felder

Apenas unos días antes de que terminara el año, se publicó uno de los descubrimientos más importantes en la historia de nuestro entendimiento sobre la rama evolutiva no sólo de los dinosaurios, sino también de sus parientes. Particularmente, los pterosaurios. Como es sabido, los fósiles nos dicen que éstos últimos estaban cubiertos por una capa de filamentos llamados picnofibras que parecían ser similares al pelo. Sin embargo, el reciente descubrimiento amplía la historia gracias al hallazgo de cuatro tipos de filamentos en dos especímenes de pterosaurios anurognátidos encontrados en la Formación Daohugou en Mongolia, los cuales fueron descritos por un equipo internacional de paleontólogos encabezado por Zixiao Yang el pasado 17 de diciembre. Al ser estudiados con detenimiento, estos filamentos resultaron ser estructuralmente consistentes con las protoplumas de algunos dinosaurios, lo que llevó a los investigadores a concluir que las picnofibras de los pterosaurios y las protoplumas de los dinosaurios son estructuras homólogas. En otras palabras, las picnofibras de los pterosaurios son un tipo de plumaje primitivo, similar al que se ve en varios grupos de dinosaurios, lo que de acuerdo a la premisa del horquillado filogenético, se traduce en que estas estructuras probablemente estaban presentes en los ornitodiros (el grupo del que se derivan los dinosaurios y los pterosaurios) más primitivos, adelantando el origen de las plumas unos 70 millones de años, aproximadamente, antes de que el linaje se dividiera en Pterosauria y Dinosauria hace cerca de 250 millones de años y sugiriendo por tanto que este era un rasgo ancestral de ambos grupos, lo que a su vez implicaría que los primeros dinosaurios y pterosaurios estaban emplumados hasta cierto grado. Este hallazgo marca así un gran paso en el camino de nuestro entendimiento sobre el origen y la evolución de estos grupos, sus características integumentarias y las funciones de éstas. De modo que bien se puede decir que en lo que respecta a descubrimientos paleontológicos, este año se cerró con broche de oro.


Fuentes:
https://www.sciencenews.org/article/new-fossils-are-redefining-what-makes-dinosaur
http://www.bristol.ac.uk/news/2018/april/dinosaurs-ended-and-originated-with-a-bang-.html
https://www.sciencedaily.com/releases/2018/06/180613102013.htm
https://blogs.scientificamerican.com/laelaps/what-did-dinosaur-tongues-look-like/
https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1002/ar.23988
http://palaeos-blog.blogspot.com/2018/10/sin-cachetes-por-favor.html
https://www.sciencedaily.com/releases/2018/12/181217125908.htm

15 de julio de 2017

Dinosaurios Fantásticos y Dónde Encontrarlos - Parte 1: Ischigualasto

Antes que nada, agradecer al fiel y apreciado seguidor de este blog, Kbika 2 por la idea para esta nueva serie de entradas. La misma consiste en hablar sobre algunas formaciones geológicas en las que se pueden encontrar fósiles de dinosaurios y mencionar las diversas clases de dinosaurios que habitaban en éstas durante el Mesozoico. ¿Y qué mejor forma de inaugurar esta nueva serie que con una formación a la que algunos llaman "La Cuna de los Dinosaurios"? Hablamos de la Formación Ischigualasto, localizada en el noroeste de Argentina. Las rocas de este lugar datan de la etapa carniense del período Triásico, teniendo una edad de entre 231 a 225 millones de años de antigüedad y pese a que hoy es predominantemente árida y desértica, la geología de la zona nos indica que a finales del Triásico era una pantanosa planicie fluvial. En esta formación se han encontrado algunos de los dinosaurios más antiguos de los que se tiene registro, siendo algunos tan primitivos que su clasificación es objeto de polémica. Entre los dinosaurios que se pueden encontrar en el Ischigualasto están:

Chromogisaurus novasi - Un sauropodomorfo basal de pequeño tamaño sólo conocido por algunas vértebras y huesos de las caderas y de las patas.

Reconstrucción del Chromogisaurus por Sebastián Rozadilla

Eodromaeus murphi - Un terópodo basal pequeño conocido por algunos huesos fragmentarios.

Reconstrucción del Eodromaeus por Todd Marshall

Eoraptor lunensis - Un dinosaurio primitivo que ha resultado difícil de clasificar. Algunos los consideran un saurisquio basal, otros un sauropodomorfo y otros un terópodo.

Reconstrucción del Eoraptor por artista desconocido

Herrerasaurus ischigualastensis - Un dinosaurio carnívoro primitivo de clasificación dificultosa y de tamaño relativamente grande en comparación con los demás dinosaurios de su ecosistema, conocido por restos de varios ejemplares. Usualmente, se lo considera un terópodo, aunque algunos investigadores lo clasifican como un saurisquio basal.

Reconstrucción del Herrerasaurus por Vlad Konstantinov

Panphagia protos - Un sauropodomorfo primitivo de constitución ligera conocido por un cráneo parcial y material postcraneal fragmentario. Los rasgos apreciables en el cráneo muestran indicios de una alimentación omnívora. De ahí su nombre (Panphagia significa en griego "Comedor de todo").

Reconstrucción del Panphagia por Gabriel Ugueto

Pisanosaurus mertii - Usualmente considerado el ornitisquio más primitivo, aunque en la actualidad su clasificación es dudosa y hay quien lo considera un silesáurido en lugar de un dinosaurio.

Reconstrucción del Pisanosaurus por Michael B. H.

Sanjuansaurus gordilloi - Un dinosaurio emparentado con el Herrerasaurus y de tamaño similar a éste, conocido por un esqueleto parcial y fragmentos de una mandíbula inferior.

Reconstrucción del Sanjuansaurus por Jorge Antonio Gonzalez

Sin embargo, los dinosaurios no eran el grupo animal dominante de este ecosistema. En la cima de la cadena alimentaria se encontraban los rauisuquios como el Saurosuchus, un tipo de arcosaurios parecidos a los cocodrilos. Por otra parte, los herbívoros más comunes eran los rhyncosaurios (un grupo de arcosaurios que desarrollaron un pico similar a los dientes de los roedores), como el Hyperodapedon y los dicinodontes (una clase de reptiles más estrechamente emparentados con los mamíferos), como el Ischigualastia.

27 de mayo de 2017

¿Dónde están los ornitisquios del Triásico?

Nota: Esta entrada será un poco distinta a las anteriores en términos del tono utilizado, ya que como autor del blog, quisiera explorar varios acercamientos a la hora de divulgar información en este espacio para darle variedad y dinamismo. Dicho esto, procedamos con el tema.

Ah, los ornitisquios. Ese grupo de dinosaurios tan diverso cuya evolución llevó a colosos con placas, como el Stegosaurus, a tanques vivientes, como el Ankylosaurus, a gigantes con golas y cuernos, como el Triceratops y a exhibicionistas crestados, como el Lambeosaurus. ¿Pero cómo fue que ese grupo se diversificó tanto? ¿Cuáles son sus orígenes?

Durante mucho tiempo, se ha pensado que las respuestas a estas interrogantes las pueden ofrecer dinosaurios como el Pisanosaurus, un pequeño animal encontrado en la Formación Ischigualasto (donde también se encontró al Eoraptor, al Herrerasaurus, al Panphagia, al Eodromaeus, entre otros), datando de aproximadamente, 230 millones de años y habiendo por tanto, vivido a finales del Triásico, período en el que se originaron los dinosaurios. Por si fuera poco, su edad lo convierte en el ornitisquio más antiguo conocido.

Reconstrucción hipotética del Pisanosaurus por Michael B. H.

De modo que tenemos un ornitisquio en lo que algunos llaman "la cuna de los dinosaurios" (aunque hay que tener en cuenta que se han descubierto posibles fósiles de dinosaurios en rocas un tanto más antiguas). ¿Y quién puede negar que esto es una pieza clave en el rompecabezas de la evolución de este grupo y de los dinosaurios en general?


Oh... Pues al parecer, el paleontólogo Federico L. Agnolín lo puede negar. Y eso es lo que pasa cuando el único material de Pisanosaurus encontrado es un ejemplar en un pobre estado de preservación, el cual para completar, se ha degradado aún más debido a descuidos durante el proceso de preparación del fósil. Esto ha hecho que la clasificación del Pisanosaurus sea todo menos sencilla. Tan drástico es el caso que, como nos demostró Agnolín, ahora inclusive hay dudas de que sea un dinosaurio.

Con el Pisanosaurus en estado de clasificación dudoso, el próximo ornitisquio más antiguo que se conoce es el Eocursor, encontrado en la Formación Elliot al sur de África. Aunque también está incompleto, gracias a su mayor grado de preservación, podemos ver que sus caderas y su pelvis indican que se trata claramente de un ornitisquio. De modo que podríamos decir que el Eocursor es el que responderá nuestras preguntas sobre el origen y diversificación del grupo. No es tan antiguo como el Pisanosaurus, pero habiendo sido encontrado al sur de la Formación Elliot, sabemos que es de edad triásica y siendo tan antiguo, puede ayudarnos a encontrar algunas respuestas, ¿verdad?


Mejor me trago mis palabras. Como menciona el Dr. Thomas Holtz en su Twitter, resulta que contrario a lo que se pensaba originalmente, el Eocursor fue encontrado en la parte superior de la Formación Elliot, la cual data de principios del Jurásico, no en la inferior, que es de edad triásica.

Pero bueno, aún tenemos una última esperanza: el heterodontosáurido no identificado de la Formación Laguna Colorada de Argentina, descrito por Ana M. Báez y Claudia A. Marsicano. No será tan basal y ya estará algo diversificado, pero sigue siendo uno de los primeros ornitisquios y al ser de edad trásica...



Y con lo que nos dice aquí la Dra. Laura Porro, damas y caballeros, parece que ahora no tenemos registro definitivo de ornitisquios en el Triásico. En su lugar, lo que tenemos es lo que en paleontología se conoce como un linaje fantasma en la misma base evolutiva de los ornitisquios.

No obstante, hay que aclarar que esto no significa que no hubiese ornitisquios en el Triásico. Es sólo que no se han encontrado aún (o mejor dicho, los pocos que se han encontrado hasta ahora están en duda) y dado lo difícil que es conseguir buen material de dinosaurios de este período y el pobre estado de preservación en el que tiende a encontrarse, ¿quién sabe cuándo surgirá un hallazgo que nos permita conocer cómo eran y cómo se diversificaron los primeros ornitisquios? Por otro lado, siendo más optimista, ¿será posible que ya se haya descubierto alguno, pero que aún no se haya descrito? O dada la forma en que se ha estado tambaleando el árbol familiar de los dinosaurios últimamente, ¿será posible que nos llevemos una sorpresa con alguna pista que aún no se haya estudiado tan a fondo? Sólo el tiempo lo dirá.

Referencias:
1. https://en.wikipedia.org/wiki/Pisanosaurus#cite_ref-14
2. https://mobile.twitter.com/TomHoltzPaleo/status/792402405174370306
3. https://peerj.com/articles/1494/

22 de marzo de 2017

Errores en Documentales: Los Invasores de la Formación Chinle (Walking with Dinosaurs)

La serie "Walking with Dinosaurs" (Caminando con Dinosaurios) es reconocida como uno de los documentales más destacados sobre la vida mesozoica. Sin embargo, como ya hemos visto, eso no significa que esté exenta de errores y cuando se trata de discordancias científicas, hay algunos que simplemente son difíciles de pasar por alto. Esto puede verse desde el primer capítulo de la serie, "Sangre Nueva", el cual tiene lugar a finales del Triásico en la Formación Chinle, la cual se encuentra en la colindancia entre Arizona y New Mexico, EE.UU. En este episodio podemos observar parte de la fauna nativa la Formación Chinle, como el Coelophysis (un terópodo primitivo), el Postosuchus (un rauisuquio de gran tamaño) y el Placerias (uno de los últimos dicynodontos), pero también hacen aparición algunas criaturas que no se conocen en dicha formación y cuya presencia en la misma es muy poco probable, estando por lo tanto, fuera de contexto.

Una de esas criaturas es una especie no identificada de cynodonte.

Imagen propiedad de la BBC

También podemos ver al Peteinosaurus, un pterosaurio primitivo encontrado únicamente en la Formación Caliza de Zorzino de Italia.

Imagen propiedad de la BBC

Otra es el Plateosaurus, un sauropodomorfo basal sólo conocido en la Formación Trossingen de Alemania (aunque material referido al género ha sido encontrado en otras partes de Europa). Por si fuera poco, en el documental es representado asumiendo una locomoción cuadrúpeda cuando los expertos piensan que era bípedo.

Imagen propiedad de la BBC

Pero la interrogante es: ¿Por qué el programa pone a estos tres seres a invadir la Formación Chinle?

Pues en el caso del cynodonte, es probablemente debido al hallazgo de un par de dientes fosilizados encontrados en la formación inicialmente atribuidos a un cynodonte desconocido. Posteriormente, se descubriría que éstos no eran atribuibles a un taxón dentro de Cynodontia, por lo que de momento no hay pruebas de que el grupo estuviese presente en dicha formación.

El caso del Peteinosaurus y del Plateosaurus ya es un poco más difícil de justificar, pero es posible que los productores hayan querido explorar la presencia de pterosaurios y sauropodomorfos en ese ecosistema, lo cual no es del todo erróneo, ya que se han encontrado fósiles de pterosaurios (que irónicamente, muestran una mayor similitud con el Eudimorphodon que con el Peteinosaurus) y huellas atribuidas a sauropodomorfos basales en la Formación Chinle, pero ese material no ha sido estudiado tan exhaustivamente como para asignarlo a un taxón específico previamente descrito. De modo que donde erra el programa es en la asignación de un nombre genérico al pterosaurio y al sauropodomorfo mostrados en este episodio y especialmente, en asignarlos a taxones sólo encontrados en Europa, ya que no hay nada que respalde la presencia de éstos en la Formación Chinle y es poco probable que el material mencionado sea asignado a estos géneros en particular.

Así que como siempre, seamos cuidadosos y críticos con la información que se nos ofrece en los documentales.

Referencias:
Libro "The Princeton Field Guide to Dinosaurs" de Gregory S. Paul
Libro "Dinosaurs: The Grand Tour" de Keiron Pim
http://chinleana.fieldofscience.com/2009/09/enigmatic-triassic-taxa.html
http://dipbsf.uninsubria.it/paleo/dvecchia.htm
https://www.researchgate.net/publication/281625871_Eosauropus_a_new_name_for_a_Late_Triassic_track_Further_observations_on_the_Late_Triassic_ichnogenus_Tetrasauropus_and_related_forms_with_notes_on_the_limits_of_interpretation

20 de junio de 2016

La 'Era de los Dinosaurios' y sus Etapas

Para muchos es muy común hablar de la famosa "era de los dinosaurios". Sin embargo, como vimos en la entrada anterior, ahora sabemos que los dinosaurios no están del todo extintos, aunque bien sabemos de igual modo que la gran mayoría vivió y se extinguió hace millones de años, durante un período en el que fueron probablemente las criaturas dominantes. Ese período ha recibido el apodo de "la era de los dinosaurios", pero en términos científicos y más correctamente es conocido como la Era Mesozoica.

Etimológicamente, "Mesozoica" proviene de los vocablos griegos 'meso', que significa "medio" y 'zoo', que alude a los animales, traduciéndose como "vida animal intermedia". Esto es porque el Mesozoico es la segunda de las tres eras que conforman el Eón Fanerozoico (la extensión de tiempo que comienza con la aparición de formas de vida multicelular complejas y perdura hasta el día presente), estando entre las eras Paleozoica y Cenozoica. Por esta razón, la Era Mesozoica es también conocida como "Era Secundaria". El nombre "Mesozoico" enfatiza en la vida animal debido a que el período se caracteriza porque las formas de vida animal más comunes eran saurópsidos (o lo que solemos llamar "reptiles"), tales como los dinosaurios.

La Era Mesozoica inició hace 252 millones de años y terminó hace 66 millones de años, durando en total cerca de 186 millones de años. Ésta se divide en tres períodos principales: Triásico, Jurásico y Cretáceo, los cuales a su vez se dividen en varias épocas geológicas, cada una caracterizada por uno o varios cambios importantes en la historia evolutiva de los organismos.

Tabla Cronoestratigráfica de la CIE

La primera etapa de la Era Mesozoica fue el período Triásico. Éste comenzó, claro está, hace 252 millones de años y se extiende hasta hace 201 millón de años. En este período aparecieron por primera vez los dinosaurios, pero no lo hicieron justo al comienzo, sino casi al final, hace poco más de 230 millones de años, durante la etapa carniense (aunque fósiles de 243 millones de años de antigüedad encontrados en el sureste África podrían indicar que el grupo se originó antes de probarse que pertenecen a un dinosaurio). Durante este período, los dinosaurios eran mayoritariamente pequeños y primitivos y generalmente, eran superados tanto en tamaño como en la cadena alimentaria por otras clases de reptiles. El Triásico se divide en siete etapas geológicas:

Induense (de 252 a 251 millón de años, aproximadamente)
Olenekiense (de 251 a247 millones de años, aproximadamente)
Anisiense (247 a 242 millones de años, aproximadamente)
Ladiniense (de 242 a 235 millones de años, aproximadamente)
Carniense (de 235 a 228 millones de años, aproximadamente)
Noriense (de 228 a 208 millones de años, aproximadamente)
Rhaetiense (de 208 a 201 millón de años, aproximadamente)

Ecosistema del Carniense en lo que hoy es Argentina
Imagen de National Geographic

Es en el período Jurásico cuando los dinosaurios pasan a ser la clase de animal dominante, diversificándose en múltiples formas y tamaños. En este período también aparecieron las primeras aves, que son el único tipo de dinosaurio que prevalece en la actualidad. El Jurásico comienza hace 201 millón de años y culmina hace 145 millones de años, dividiéndose en once etapas geológicas:

Hettangiense (de 201 a 199 millones de años, aproximadamente)
Sinemuriense (de 199 a 190 millones de años, aproximadamente)
Pliensbachiense (de 190 a 182 millones de años, aproximadamente)
Toarciense (de 182 a 174 millones de años, aproximadamente)
Aaleniense (de 174 a 170 millones de años, aproximadamente)
Bajociense (de 170 a 168 millones de años, aproximadamente)
Bathoniense (de 168 a 166 millones de años, aproximadamente)
Calloviense (de 166 a 163 millones de años, aproximadamente)
Oxfordiense (de 163 a 157 millones de años, aproximadamente)
Kimmeridgiense (157 a 152 millones de años, aproximadamente)
Titoniense (de 152 a 145 millones de años, aproximadamente)

Ecosistema del Titoniense en lo que hoy es Norteamérica
Arte de Julius Csotonyi

Para el Cretáceo, los dinosaurios ya se habían convertido en el grupo de vertebrados más exitoso en tierra, siendo capaces de adaptarse a múltiples ecosistemas y a diversos cambios en el entorno, como lo fue el surgimiento de las primeras plantas con flores. Al final del Cretáceo, sin embargo, un cataclismo natural llevaría a la mayoría de los dinosaurios a la extinción, dando fin a la Era Mesozoica. El Cretáceo comenzó hace 145 millones de años y culminó hace 66 millones de años (es probable que en muchos medios haya leído o escuchado que este límite fue hace 65 millones de años, pero en 2012, un estudio de la Comisión Internacional de Estratigrafía llevó a recalcularlo, resultando en una aproximación de 66 millones de años y de hecho, es posible que revisiones futuras lleven a concluir que fue incluso antes) y se divide en doce etapas:

Berriasiense (de 145 a 139 millones de años, aproximadamente)
Valanginiense (de 139 a 133 millones de años, aproximadamente)
Hauteriviense (de 133 a 129 millones de años, aproximadamente)
Barremiense (de 129 a 125 millones de años, aproximadamente)
Aptiense (de 125 a 113 millones de años, aproximadamente)
Albiense (de 113 a 100 millones de años, aproximadamente)
Cenomaniense (de 100 a 94 millones de años, aproximadamente)
Turoniense (de 94 a 90 millones de años, aproximadamente)
Coniaciense (de 90 a 86 millones de años, aproximadamente)
Santoniense (de 86 a 83 millones de años, aproximadamente)
Campaniaense (de 83 a 72 millones de años, aproximadamente)
Maastrichtiense (de 72 a 66 millones de años, aproximadamente)

Ecosistema del Barremiense en lo que hoy es China
Arte de Luis Rey

Desde su aparición a finales del Tiásico y durante las etapas subsiguientes de la Era Mesozoica, los dinosaurios continuaron evolucionando y diversificándose, haciéndose cada vez más avanzados y mejor adaptados a su cambiante entorno. No obstante, el evento catastrófico que tuvo lugar al final del Cretáceo crearía condiciones a las que la mayor parte de los dinosaurios existentes no pudo adaptarse. No se sabe con exactitud qué fue lo que llevó a los dinosaurios no avianos a la extinción y hay diferentes explicaciones. La mayoría de ellas giran en torno al impacto de un asteroide en la Península de Yucatán, en México, línea teórica que ha ganado auge desde el hallazgo y estudio del cráter de Chicxulub, cuya edad data del final del Cretáceo. Sea cual haya sido la causa exacta, el impacto del asteroide probablemente jugó un rol importante en el fin del reinado de los dinosaurios. Sin embargo y como ya sabemos, un pequeño grupo de dinosaurios sobrevivió hasta el día presente y continúa evolucionando en la actualidad en la forma de aves, representando uno de los tipos de animales más diversos y exitosos del planeta. De modo que a pesar de que la Era Mesozoica terminó hace ya 66 millones de años, podríamos decir que aún seguimos viviendo en "la era de los dinosaurios".

Los dinosaurios aún viven entre nosotros... O nosotros entre ellos
Imagen tomada de thesuburban.com

Fuentes:
1.       Libro "The Complete Book of Dinosaurs" de Dougal Dixon
2.       http://www.stratigraphy.org/ICSchart/ChronostratChart2015-01Spanish.pdf
3.       http://www.livescience.com/38596-mesozoic-era.html